¡Sevilla campeón!

Cuando un equipo tiene un vínculo con algo podemos definirlo como identidad, algunos clubes gastan millones en estrellas, otros las crean y muchos en Europa se encargan de pulir joyas, moldearlas y exhibirlas como diamantes preciosos. Así es el Sevilla, o al menos lo que nos ha mostrado en esta última década, con planteles que no tienen nóminas millonarias, pero si gozan del talento que huelen y perciben sus visores.




"Yo represento a la afición y al Club y cuesta mucho contenerse. El protocolo es difícil y soy un sevillista más. Cuando Bacca le pegó con el empeine y se fue fuera, imagnínese lo que me entró" fueron palabras del presidente del equipo José Castro sobre estar junto al príncipe de España en el palco; representando las máximas que pide un aficiona, hincha, tifosi o fanático para sus directivos; pasión y seriedad en su puesto.



En lo táctico y el desarrollo del partido fue mejor para Benfica, pero Bela Guttman es un nombre, una frase, un fantasma, un mito, una leyenda y sus palabras fueron una profecía que pesa y mucho en los hombros de los futbolistas que visten la camiseta roja. "En cien años desde hoy, ningún club portugués se convertirá en campeón de Europa y el Benfica sin mí nunca ganará una copa europea". Con un juego atorado, poco vistoso, el ímpetu de las Águilas era más, su dominio territorial parecía darles una esperanza de conquistar Europa hoy, pero hay factores que solo el fútbol tiene. 


Cuando un gol no llega a pesar de tener oportunidades en gran cantidad, también habla quizás de falta de trabajo o mala suerte, pero esto es fútbol y los goles mandan, así Sevilla ponía cara y hacia frente a su estilo, al alcance de sus límites. A pesar de que el favorito era el cuadro Glorioso de Portugal, los de Jorge Jesús dejaron ese favoritismo afuera del Estadio Juventus. 


Porque también vimos algo similar a una pelea de box, ataque feroz de un lado, contragolpe peligroso del otro y el segundo tiempo dejó ese sello, pero ninguno pudo establecer condiciones, mientras Ivan Rakitic confirmaba su calidad de futbolista, cuanto talento tiene el croata en sus pies. Filtró balones, robó algunos otros, atacó por las bandas por en medio para  ejercer de amo y señor. Por mucho brilló como el amor más romántico, ese cariño sagrado que vincula a un jugador con un equipo y sus aficionados eternamente: "Llevo al Sevilla en el corazón y el que me conoce sabe que lo vivo tan fuerte, que a veces mi mujer me tiene que parar. Hoy es el día del Sevilla y no de Rakitic. Solo he hecho mi trabajo y llevo al Sevilla dentro. Hay tiempo para disfrutar y luego veremos".



Determinación de hacerlo, Sevilla en los tiempos extra quiso conquistar Europa, llevarse su copa de vuelta a casa y Carlos Bacca,  Stéphane Mbia, Jorge Andújar Coke y Kevin Gameiro (desterrado por los jeques del PSG y hoy bañado en gloria) se complementaron a la perfección con su portero Beto que culminó ese paso que dan los equipos grandes dos atajadas que lo hacen leyenda. 



La otra cara de la moneda es complicada, Benfica llegó como campeón de su nación con posiblidades de coronar un Triplete, sin emabrgo la derrota lo deja con un sabor a nada aunque pudiera conseguir la liga y copa de su país porque esa deuda es auto personal, pero parecen vivir la maldición más cruel de la historia.